Puedes jugarte y perder todo tu dinero en máquinas de azar y apustas Online, pero invertir en Bitcoin es peligroso. ¿Se respeta la voluntad individual? ¿Se trata a los ciudadanos de tontos?
¿Por qué las personas piensan en invertir en acciones, en casas, en fondos de inversión, en planes de pensiones, etc.?
La respuesta objetiva es que el dinero actual no sirve como reserva de valor. Está garantizado que se va a ir devaluando con el tiempo. En los países menos desarrollados, se devalúa a una velocidad de vértigo, y en los países más desarrollados, el sangrado se hace más lentamente para que duela menos y la gente no se queje.
Sin embargo, el dinero fiat es aceptado en todos los lugares y, además, está protegido por el Estado. A diferencia de Bitcoin, en el que se asume la responsabilidad de proteger su propia inversión.
Al invertir en Bitcoin, las personas asumen el riesgo de que su inversión pueda disminuir, pero también tienen la posibilidad de obtener grandes beneficios. Es cierto que la inversión en Bitcoin es volátil, pero esto no debería ser un problema, ya que la mayoría de las personas que invierten en acciones o bienes inmuebles también asumen riesgos.
Entonces, ¿por qué los reguladores están tratando de proteger a los inversores de Bitcoin? ¿Realmente están preocupados por el bienestar de los inversores o simplemente están tratando de proteger a los grandes bancos y mantener su monopolio en el sistema financiero?
La excusa de la “protección al inversor” parece más bien una excusa para mantener el control y limitar la competencia. Las personas tienen el derecho de decidir en qué invertir su dinero, y no deberían ser tratadas como tontas por querer invertir en Bitcoin.
En lugar de limitar las opciones de inversión de las personas, los reguladores deberían centrarse en educar a la población sobre los riesgos y las recompensas de las diferentes opciones de inversión, y permitir que los inversores tomen sus propias decisiones basadas en su conocimiento y sus objetivos financieros.
En resumen, la excusa de la “protección al inversor” parece ser una forma de limitar la competencia y proteger los intereses de los grandes bancos y del sistema financiero establecido. Los inversores tienen el derecho de decidir en qué quieren invertir su dinero, y los reguladores deberían centrarse en educar a la población sobre los riesgos y las recompensas de las diferentes opciones de inversión, en lugar de limitar sus opciones.